viernes, 4 de noviembre de 2011

Mi respuesta.

Muchos, hasta que no comprendemos su significado, anhelamos tanto lo posible hasta lo increíble, desde lo creíble incluso lo imposible… ¿A caso no hay algún momento en toda vida, en que se quiera volver atrás…? Atrás en el tiempo… atrás en acciones… atrás en reacciones… respuesta natural de una vida que se construye con recuerdos… deseos… decisiones.

Los recuerdos… nos acompañan a diario, conviven con cada persona y hasta llegan a ser compañía, fieles testigos de una rutina… al dormir y soñar, al despertar y levantarse… se hacen presentes tan inevitables, que nos provocan algo mas que solo recuerdo… el extrañar se adhiere y nos plantea, ya no únicamente un recuerdo, sino un anhelo.

Los deseos… a veces como el retrato de recuerdos… el mal necesario que nos exige estar vivos y levantarnos para cumplir con ellos… nos debaten constantemente entre lo posible, lo increíble, lo imposible y lo creíble… entre la espada y la pared… deseos que hacen las veces tanto de distancias a metas como de comienzos de nuevos caminos.

Las decisiones… fuertemente influidas de deseos tantas veces, complejas otras tantas… pero elecciones al fin… las que nos hacen ser tan distantes como distintos de persona a persona… de instante a momento… de espacio y lugar… aun cuando en las mismas resida lo que muchos llamamos destino.

Mi respuesta… a los recuerdos, es una sonrisa, porque guardo de todos ellos, los mejores y he aprendido de los peores… a los deseos, es mi voluntad en fuerza y anhelos con que me dispongo a ellos, acertada o equivocadamente… a las decisiones, es la lucha que emprendo a diario, por no verme vencido, por no sentirme perdido… en una vida marcada a fuego por aciertos y errores.

Mi respuesta es todo lo que soy y elijo dar… “te agradezco que supieras sacar de mi tanta fuerza”.